17.5.23

MOLESTANDO A LA OSCURIDAD (podcast para insomnes)

Desde hace un par de semanas ya está on line  MOLESTANDO A LA OSCURIDAD podcast para insomnes. Un programa que se me ocurrió ya hace varios años. En un principio esto estaba hecho para radio FM, por distintos motivos esto nunca llegó a realizarse. Lo cierto es que en este nuevo formato ya está disponible para su escucha a través de Spotify. Abajo está el link. 


 https://open.spotify.com/show/5hGC6RxEx3gbipl7hOyNHv

 

10.5.19

RUIDO ELECTRICO 1

“Ruido Eléctrico” es una serie de fotografías que tienen que ver con la cultura urbana. De algún modo creo que vivimos como encerrados bajo estas grandes telas de arañas que se extienden por toda la ciudad. Hablo de los tendidos eléctricos, de televisión por cable, telefonía, etc.
Sí, sostengo, que hemos avanzado mucho sobre las cosas buscando aquello que se conceptúa como “confort” y cada vez más (y a un ritmo furioso) estamos construyendo un nido insalubre residual que nos mantiene sumergidos bajo toda esta basura aislándonos de lo natural.
Entiendo también, y esto es pura observación personal, que de alguna manera esta situación ejerce de manera subconsciente sobre nosotros mismos y por consecuencia nos sentimos prisioneros, encerrados. Esta influencia es una cosa abstracta, se mantiene de manera inconsciente y esto genera los trastornos típicos de este nuevo siglo: ansiedad, soledad, frustración, estrés, enfermedades físicas, etc. Como consecuencia la violencia, el mal trato, el atropello hacia el otro…, en fin.
Existen distintas formas de cortar con esto, de frenar este aumento sin sentido de las cosas que supuestamente nos hacen un ser humano “normal”. Solo es cuestión de frenarnos un poco en esta carrera ordinaria y observar todo los que nos rodea en nuestra cotidianidad y entender que somos nosotros mismos que nos atamos y encerramos en un sitio del cual es difícil salir.
Algunas imágenes de eso que nos rodea y nos aprisiona que llamé RUIDO ELECTRICO.


 
Este es un proyecto en progreso, a través de INSTAGRAM, con el tag: #ruidioelectrico más fotos.

4.10.18

Brilla

El siguiente texto fue una cosa espontánea. Un viaje, una expulsión inconsciente, algo así como escritura automática. Salió de golpe y originalmente es parte de la letra de una canción. Esto ocurrió una tarde de principio de siglo, estaba en mi estudio realizando una página web y de pronto las letras, la palabras comenzaron a flotar en mi cabeza y tuve que sacarlas ni bien iban apareciendo. En fin..., esto estuvo publicado en varios sitios web, también en un par de fanzines hasta que quedó en el libro BARDO.

  
Brilla.
Inmóvil.
Brilla.
Puentes descartables,
tiempos ajenos.
Brilla.
Un espasmo de luz.
Chocolate, miel,
sorpresas, infancia.
Brilla.
¿Ahora inmóvil?
Brilla.
Sujeto deforme.
Primero el calor
después el fuego.
Brilla.
Roces con el viento.
Senderos perfectos.
Brilla.
Inquieto.
Brilla.
En el centro de gran agujero negro.
¡Brilla!

21.9.18

Tuve sol en la boca (fue a eso de las 2 a.m.)

Cuando realicé la presentación del proyecto editorial ZEDICONES en Buenos Aires, allá por junio de 2007, tu la gracia de conocer a SamanthA. Periodista y antipoeta que por aquel entonces, entre otras cosas, formaba parte del colectivo PU (Poesía Urbana). Interesada por mí proyecto acudió a la presentación e hicimos intercambio de material. Entre esas cosas venía su libro "Promiscua (e inmaculata)". Así, entonces, nos conocimos y tuve el “honor” al año siguiente de que hiciera la contratapa de mi libro XXX. Tras su partida, los chicos de la FLIA encabezados por Dafne Mociulsky y la editorial EL ASUNTO, realizaron una reedición del libro de SamanthA, con un apéndice de varios textos en homenaje a la antipoeta, esto fue por el año 2010. Uno de esos textos participantes es el que a continuación les dejo. “Tuve sol en la boca” lo escribí en algún momento del 2007. Pueden pasar por su blog para leer más de SamanthA que así se auto definía: “Soy periodista y antipoetisa, estrella estridente amarilla,, a veces, estrella con luminaria oscura. Mis textos son sensibles, punkies y pornográficos. Publico las vidas tristes de las divas en algunos diarios, hago guiones de fotonovelas eróticas para una revista triple XXX , Formo parte del colectivo editorial de PU www.poesiaurbana.com y organizo Fiestas PromiscuaS Publiqué el libro "Promiscua (e inmaculata)" 3ra. edición y el fanzine "Yo nenita, ni la más puta" con Wanda Recitar en antros okupas, espacios recuperados o bajo las estrellas me hace muy feliz. Algo asi soy yO” . samanthasoypromiscua.blogspot.com






a SamanthA
Carnaval de encinas
Dibujo torpe
Nuevos lentes azules
Marea de adivinos y travestis buscando asilo.
¡Que te den por culo! cabrón
voy hecho polvo para meter un polvo.

Afuera sigue la cana, yirando en guardia
Como hemorragia del asfalto salen los ratis
Aguantando la merca y de transa te ropen la jeta
Por metérselas mal cortada
Tengo hambre y sueño voy vomitando San Telmo.

Lejos queda el borde
Lejos la orilla
Estoy en el medio y no sé si es para arriba o para abajo
Nado en nada y nada en nadie
Uelcon tu republica de La Boca
Una petisa y culona se me acerca y me ofrece la mano.

Ahora sí no tan al raso
Las luces se encienden y parece como un sol en La Boca
A eso de las 2 a.m.
De pie es todo más distinto
¿Cómo llego a retiro?
Sale el bondi para Mendoza y es lo único cierto que llevo.

“Te llevo y vos escuchás”
y al final, casi llegando a plaza San Martín
“¿soy promiscua?”
¡Sos la reina y la plebeya!
Lo mejor de todo es que sonrió y eso calmo todo el ardor.





13.9.18

La última orgía con María Eugenia

Resulta que este texto fue el que dio origen a lo que luego sería el libro XXX, que salió editado en el año 2008, a través de ZEDICIONES y sería también, esta publicación, la primera que encaráramos con el proyecto editorial. Como había comentando antes, el XXX es un conjunto de tres relatos que tienen como base lo sexual pero que no son necesariamente lo que se conoce como “literatura erótica”. En fin..., que nunca antes lo había publicado en la red, esta sería su primera vez. Así que ahí va..., uno de los relatos al que le guardo mucho cariño.




 
1


Caminaba y miraba el pavimento azul de las calles. Cuánta noche metida en esta ciudad y cuánta gente tratando de entender la ciudad metida en la noche. Tropecé con un pedazo de caño de p.v.c. tirado al borde de la vereda, llegué a pensar mientras trataba de sujetarme de alguna cosa que podía caer y partirme la cabeza y quedar ahí tirado en el medio de la calle inconsciente. ¿Quién vendría a buscarme?
Crucé la avenida y fui en busca de la parada de colectivo. Cuatro cuadras para abajo y después a la derecha y media cuadra más.
De algún lado salió un tipo de cuerpo delgado y cabeza gigante, casi tiritando al borde de sufrir algún tipo de colapso. Fumaba y jamás largaba el humo, seguía caminando por la misma vereda que yo, en dirección contraria a la mía y en algún punto seguro que chocábamos. A medida que se acercaba su rostro empalidecía y su mirada se perdía por encima de mí. Caminó un poco más y a medio metro de él sonreí, creo que por reflejo, tardé unos segundos en reaccionar, lo conocía. Era Gabriel compañero de la secundaria.
-¡No lo puedo creer!
-¿Cómo te va?
-Acá me ves. -Más sereno, contestó y se desplomó con todos sus huesos sobre la vidriera de una heladería.
-Seguís igual, ¡eh!
-Vos también. ¿Tenés tiempo?
-¿Cómo? -Gabriel, encendió otro pucho y en un gesto de emoción por el reencuentro, me acarició la nuca.
-Que voy a lo mi hermano. Te acordás de mi hermano, ¿no? Se puso un bolichito acá nomás, a unas tres cuadras. Voy a tomar algo, acompañame.

2


Cuando entramos al local había muy poca gente y demasiadas mesas vacías. Gabriel se metió por algún lugar y me hizo una seña con la mano para que lo esperara.
En el salón sonaba un tema de Alanis Morisette, un tema acústico, y a pesar de que había demasiado humo, eso estaba bueno. Se combinaban las luces rojas y azules que prendían del techo y formaban una neblina de color, que cubría gran parte del salón. Entendí también, después de ver esos colores, porque el pub se llamaba “Los Cuervos”
Vino Gabriel, elegimos una mesa y nos tiramos ahí. Traía una botella de vodka con naranja y dos vasos largos de plástico. Me sirvió hasta el tope y después se sirvió él y me ofreció un cigarrillo. Lo encendí y eso era una mierda. Un humo áspero me hizo toser y también me sacó un par de lágrimas. Probé un poco de vodka y esperé que se me pasara ese gusto a guano quemado que me había dejado en la boca el cigarrillo. Gabriel fumaba y tomaba.

-Sabés que me casé. -Dijo casi riéndose.
-No, no sabía.
-Sí, me casé hace como cuatro años, tuve un pendejo y hace diez meses que me separé. Eso era una mierda, sabés, llegar todas las noches con ganas de coger y encontrarme con el culo gordo y cagado de María Eugenia.
-María Eugenia, ¿la hermana de Andrea?
-No, esa mina no. Esa mina fue. Hace como un año se picó mal y se fue a la mierda.

Traté de tragar vodka lo más que pude, sentí que se me vaciaba todo lo que llevaba adentro. La última vez que vi a María Eugenia había sido en una orgía. Una mina muy puesta. Estaba a punto, justo en esos momentos donde me hundía en no sé dónde y acababa hurgando en orificios llenos de pus. La mina era un buen aguante.


3


Esa mañana aunque escuché el despertador seguí tirado en la cama. A la hora tenía que estar dando el presente en la clase de gimnasia. Sentí dos golpes en la puerta de calle y me levanté de inmediato, todavía estaba algo dormido. Abrí la puerta y del otro lado estaba Francisco con el rostro tapado hasta los ojos con una bufanda de lana gris de punto bien grueso. Sin decir nada pasó y fue directo a mi habitación y se tiró en la cama.

-No tengo ganas de ir a gimnasia. -Dijo todo envuelto en la lana.
-Yo tampoco. -Contesté en el medio de un bostezo.

Me empecé a vestir y Francisco se levantó de la cama y empezó a buscar entre mis casets “Bajo un cielo rojo sangre” de U2. Mientras lo ponía en la deck yo intentaba desayunar algo en la cocina. Salió la guitarra de The Edge haciendo la intro de “Compañía Eléctrica” y ese maldito sonido me sugirió no ir a gimnasia. Se lo dije a Francisco.

-¡Bien! -Gritó.
-¿La viste a María Eugenia?
-Sí, me tomé el micro con ella.
-¿Si la traemos para acá? ¿A qué hora sale?
-Creo que tampoco entró a gimnasia. Se quería juntar con Jorgelina para ir a la casa de Gabriela.
-¿Estarán allá?

Terminé de tomar lo último de mi café y terminaba también el tema “Gloria”. Apagamos el equipo, me puse la campera y salimos.
Bajando las escaleras del edificio nos topamos con Gabriel que venía fumando una especie de guano envuelto en papel de cigarrillo y se prendió con nosotros. Por la calle se derretía la helada y la vereda mojada con sólo mirarla nos hacía cagar de frío. Más abajo nos encontramos con Luis, Cristian y Daniel que se pegaron al culo de Gabriel tratando de sacarle algún cigarrillo de guano armado.
Cuando llegamos a la casa de Gabriela nos amontonamos en la puerta, esperando que alguien saliera a contestar los golpes que Francisco dio en la puerta.

-¿Qué hacen todos acá, tan temprano? -Dijo María Eugenia entreabriendo la puerta y con la cara toda hinchada.
-Te venimos a buscar. -Alguien dijo eso y apareció Gabriela y también Jorgelina.
-Chicos, ¿qué pasa? -Eso fue de Gabriela.

Francisco y yo nos empezábamos a aburrir, nos miramos y miramos a María Eugenia que se dio cuenta y nos tomó del brazo a cada uno y nos arrastró entre todos hacia adentro de la casa.

-¿Qué?
-Venimos a buscarte. ¿Querés venir a casa? -Dije.
-¿Quién va?
-Todos.
-Todos no.
-Bueno, él, yo, Gabriel y Luis.
-No sé si Gabriela se prende. Pero esperen en tu casa, una hora más o menos.

Salimos con Francisco y nos fuimos con los demás. A la cuadra, los cuatro que volvíamos a mi casa, espontáneamente y al mismo tiempo le pegamos en el culo a Cristian y Daniel que volaron por encima de los árboles dando alaridos y gritando “¡Cabrones, putos, pajeros...!”
Compramos cigarrillos y nos metimos en casa. Todos juntos tirados en la cama. Alguien puso música y por algún lado sonó la espantosa voz de gato hambriento de Axl Rose: “Welcome to the jungle...”


4


-¡Me los voy a coger a todos! -Gritó María Eugenia debajo del marco de la puerta de mi habitación y pasó, atrás venía yo, arrastrando a Jorgelina que no se animaba a entrar.

Gabriel se acercó a Jorgelina y le ofreció un cigarrillo, Francisco puso en la deck un caset grabado de Die Toten Hosen y se volvió hacia mí a pedirme que abriera la botella de menta que tenía escondida debajo de la cama. Luis me ayudó a levantar la colcha y María Eugenia se tiró encima, la cama hizo un ruido espantoso, Jorgelina se asustó y Gabriel la abrazó y me pidió un poco de menta.
Con Luis nos desvestimos y sacamos de encima a Francisco de María Eugenia, que se dio vuelta, me mostró su redondo culo sugiriéndome que la penetrara. Unté crema Dove en mis manos y fui lubricando con cuidado a María Eugenia, que soltaba suaves espasmos de pelvis, mientras la dilatación se producía estimulada por mis dedos hundiéndose en su ano. Luis se cruzó por arriba y empezó a sacudirse con la pija en la boca de María Eugenia.
Mientras Gabriel le lamía el cuello, Jorgelina nos miraba y empezó a tragar menta que se le caía por los costados de la boca, Francisco le chupaba las gotitas que se le desparramaban por la pera. María Eugenia se movía cada vez más rápido y yo me hundía cada vez más en ella, tenía la pija totalmente hinchada y ajustada adentro de ella, con cada movimiento sentía como que algo me cortaba. Luis se salió y derramó semen por todos lados y se tiró a un costado.
Gabriel se movía sobre Jorgelina que no paraba de gemir, esos alaridos me hicieron acabar adentro del culo de María Eugenia que sonrió y se revolcó en la cama, abrió las piernas y Francisco se tiró dentro de ella. Mi pene seguía erecto, tomé un poco de menta y busqué algún rincón para tirarme. Al rozar con el cuerpo de Jorgelina, ella me agarró del brazo y me metió una teta con el pezón todo hinchado en la boca. Luis se metió por debajo de mis piernas y se tiró boca arriba en el piso, Gabriel lo miró y soltó a Jorgelina, yo me separé. Gabriel agachó a Jorgelina y Luis la penetró. Gabriel se la puso por el culo y yo por la boca.
Ahora nos movíamos los tres dentro de Jorgelina. María Eugenia y Francisco habían terminado y se adormecían en la cama, yo estaba a punto de largar mi esperma dentro de la boca de Jorgelina que se movía cada vez más rápido. Los tres acabamos al mismo tiempo y Jorgelina sonriendo y tirada en el piso a un costado dijo haber tenido nueve orgasmos.
Cuando caí al costado de María Eugenia, sobre la cama, estaba tan agotado que de repente todo se fue apagando de a poco y la música se fue alejando.


5


Al abrir los ojos tenía a María Eugenia recostada sobre mi pecho. Cuando intenté levantarme para ir al baño, se retorció sobre la cama y esperó que me levantara para decirme que había echado a todos porque quería disfrutar el post-orgasmo sólo conmigo. Al volver del baño me encontré con un par de tazas de café en bandeja sobre la cama. María Eugenia estaba todavía desnuda y fumaba sentada al borde de la cama.

-Tengo ganas de meterme en la Acción Católica -dijo.
-¿Eso te inspira tu post-orgasmo?
-Y qué, ¿está mal? Tengo ganas, muchos chicos están ahí metidos y dicen que es lindo. Qué sé yo. A lo mejor encuentro un cura joven que me pueda sacar de toda esta mierda.
-¿Un cura?
-Sí. Hace un par de meses que ando con un presentimiento de mierda. Siento que no voy a llegar a los 25. Y tengo ganas, creeme, de conocer otros lugares, de estar más relajada, de hacer otras cosas.
-Todo bien con eso. Lo que no entiendo es lo del cura.
-Un cura con quien estar.
-Entiendo menos.
-¿Viste la película “Camila”?
-No, no la vi.
-Bueno, no importa. La cosa es... ¿Cómo decirte? Veo a esos tipos y me caen muy bien. Me excita eso de andar por diferentes lugares ayudando a la gente, creo que los curas lo hacen todo el tiempo.
-Pero no hace falta estar con un cura para hacer todo eso.
-Los curas me calientan, porque creo que son los únicos tipos sinceros.
-¡Sinceros!
-Vírgenes.


6


Cuando lo miré a Gabriel, había dejado el vaso en la mesa y estaba parado tomando de la botella, miraba no sé qué detrás de mí. Me di vuelta y encontré una petisa pelirroja bailando sola. Gabriel la encaró y se fueron por algún lugar. La botella de vodka quedó en la mesa, la agarré y la metí dentro de la campera y me largué de ese lugar.
Otra vez en la calle caminé un poco y volví a mirar el pavimento azul.

12.9.18

Bardo

A continuación dejo el libro BARDO, para su lectura o descarga a través de Google Drive. Este libro salió editado en papel por el año 2009 bajo la editorial ZEDICIONES en la colección EXPRESS. Esto es y será mi única publicación de poemas. El libro está compuesto por diferentes escritos de distintas épocas en una franja de tiempo que va desde 1998 a 2009. Estos textos son algo así como recortes de apuntes personales, muchos editados en fanzines, páginas web, etc y otros tantos publicados por primera vez en este trabajo. Espero que disfruten de su lectura y sin más abajo el link.







11.9.18

Consumación

El proyecto ZEDICIONES fue una cosa integral y entre tanto hubo un espacio para lo audiovisual. En este caso se trata de “Consumación” un poema de M.E.Carrasco (Meck), al cual sobre su recitado le incorporé un música y un par de loops. Luego ella se encargó de montar el siguiente video que abajo les dejo. Un experimento que data del año 2009.


 
Video realizado por Meck y Marcelo Neyra
Texto y voz: M.E.Carrasco
Música: Marcelo Neyra


Consumación
por
M.E.Carrasco


Quiero que tus sangre se mezcle con la mía
en un hijo de hueso y carne.

Primero rojo
después suave.

Vamos a dibujarle horas al intento.

Mezclémonos
como el cobre en el cable.

Creemos
corriente de vida.

10.9.18

Dulce daga yang

Este poema fue escrito, recuerdo, sobre el año 2000. Un experimento psicoerotico, el texto deambuló por distintos fanzines y páginas web hasta ser editado en el libro BARDO, publicación que ya he comentado. Hay una versión en francés e inglés del texto, en fin..., un escrito que me gusta mucho y al cual le guardo mucho cariño.



 
dulce daga yang
me has vuelto a seducir
soy tu cadalso
la espina despierta de los jardines desaparecidos
tu filo exquisito
brota en el derrumbe de los días de enero
me queda el alba
soy el sol de tu hora más oscura
es el punto de partida sobre la comisura del destino
existo
solo
por
tu
insistente brillo.

7.9.18

Carne asada

Este relato estuvo escrito sobre principio del 2000 y fue publicado en un webzine decidado al BDSM y sus derivados. Deambulando en la red, también se publicó en un par de fanzines papel que tenía que ver con el tema. Este texto luego lo incluí en el libro INSTRUCCIONES PARA PLASTIFICAR UN BAÑO editado por primera vez a través de EDICIONES DEL TRINCHE en 2010. Formó parte, entonces, de este librito fixup que luego reeditaría PROYECTO EDITORIAL INTINERANTE por el 2012. Sin más va el relato.


 
 
Mi nombre es Verónica, tengo 45 años y confieso que nunca había imaginado tantos placeres carnales influenciados por mi mente inquieta. He sido consecuente con mi naturaleza humana. Ustedes, lectores, pueden adjudicarme demencia o perversión. Lo cierto es que, tarde mucho tiempo en darme cuenta del maravilloso estado que genera el cuerpo y sus variantes. No me arrepiento de ser la más puta de todas, no me arrepiento de contar este episodio en mi vida que marcó en mí nuevos caminos hacia el estado más delicioso del alma propiciado, justamente, por eso que la envuelve: el Cuerpo. Esta es mi historia.
Estábamos los tres sentados alrededor de la pileta. Daniel, Luis y yo, los tres en traje de baño, contemplando la cálida noche de Tortuguitas. Estábamos pasando el fin de semana en la quinta de Daniel. La idea era huir de la horripilante rutina que nos tenía atrapados de lunes a viernes en el microcentro, encerrados en nuestras asfixiantes oficinas de banco.
Llegamos un viernes a las ocho de la noche y bien dejamos el poco equipaje que traíamos, nos metimos en la pileta. Pasadas las diez de la noche habíamos acordado cenar. Pero aún seguíamos ahí, al borde de la piscina, medios mojados y súper relajados. En un momento sopló una leve brisa que me recordó lo que había experimentado un año atrás con Germán en su cabaña de Mendoza. Miré a los chicos y me vino una idea algo atrevida, recorrí con mi mirada de una manera muy discreta, sus entrepiernas e imaginé lo que para mí podía llegar a ser una locura. No podía confesar mi idea, mi deseo, y temía que si lo hacía podía recibir agravios y burlas por parte de mis compañeros de oficina y que todo eso que se me iba ocurriendo casi involuntariamente, podía manchar nuestra amistad. Dejé pasar la idea y seguí relajándome fuera del ruido virulento del microcentro.
Daniel dijo de ir a cenar y se sentó a mi lado. Me miró a los ojos y bajó la mano con mucha delicadeza hasta mi entrepiernas, me tomó totalmente desprevenida pero, la insistencia de su suave y cálida mano hizo hinchar mi concha y produjo una sequedad atónita en mi boca. Daniel, que miraba esta acción a centímetros, poco a poco se fue acelerando y en un momento me quitó el traje de baño de una sola vez. Daniel observaba mi cuerpo desnudo y húmedo, y se acercaba de apoco con su boca. Luis se arrimó a Daniel, totalmente desnudo y lo despojó de su slip. Yo estaba acostada sobre el césped que nacía al borde de la pileta, tenía a Daniel sobre mí que, se aproximaba con la intención de lamerme la concha. Luis le abrió las piernas y comenzó a besarle los muslos, hasta llegar al agujero del culo, donde jugueteó con la lengua. El grito de placer de Daniel fue tal, que se hundió entre mis piernas. Me chupaba la concha tan exquisitamente que provocaba dulces y sutiles espasmos involuntarios en mi vientre. Me lo hacía tan bien que sujeté su cabeza con mis manos y lo hundí aún más dentro de mí.
En ese momento, en el que experimentaba por primera vez ese nuevo placer, Luis apareció de pie frente a mí, con la pija entre sus manos. El miembro en media erección, despertó en mí, un apetito irracional, una extraña sensación. Una sensación desconocida me perturbó por unos segundos. Lo vi a Luis alejarse y Daniel se detuvo, bajó hasta mis tobillos y los escupió salvajemente. Se puso de pie y los pisó de tal manera, que mis pies quedaron medios enterrados en el césped. Mis gemidos, confusos entre dolor y placer, lograron excitarlo y perforó mi vagina con los dedos de su pie derecho, yo, en esos momentos había logrado una gran dilatación vaginal. Mientras me penetraba con su pie, me contuve por unos segundos, hasta estallar en salvajes gritos donde desahogaba aquella sensación desconocida. Sentí las manos de Luis que apretaban mis muñecas, cerré los ojos y me levantaron los dos a la vez.
Sobre una parrilla de dos metros de largo, recostaron mi cuerpo. Sentí la grasa fría y húmeda hacer contacto con mi carne. El terror me enmudecía, me crispaba cada músculo, mi concha se hinchaba a punto de reventar. No sabía lo que seguía pero, ansiaba el desprecio, la degradación, la reprimenda por haberme dejado llevar hasta ahí.
Luis ató mis brazos sobre los extremos superiores de la parrilla, por encima de mi cabeza, lo hizo con hilo sisal. Daniel con dos cinturones de cuero rodeó mis tobillos y los amarró en las barras inferiores del asador. Alcancé a ver un látigo, hecho precariamente con la mitad de un palo de escoba y cables de algún prolongador, después me vendaron los ojos con una camiseta sudada, creo que era de Daniel. Con otra camiseta me amordazaron la boca.
Los brazos se me adormecían al no tener una buena circulación, presentía la brutalidad vejar mi inocencia. Pero para ese momento me sentía de lo más despreciable y no pedía límites y tampoco necesitaba clemencia. Estaba todo en silencio, no sentía ruidos ni movimientos, mis pechos tiritaban, el poco aire comenzaba a dificultarme la respiración y fue en ese momento cuando sentí el primer latigazo sobre mis tetas, un dolor picante exaltó mi sangre.
Vino el segundo, el tercero, el cuarto, el quinto y el dolor se mezclaba con un gradual aumento de placer. El dolor de esos latigazos me provocaban una reacción desquiciada sobre mi misma: la necesidad de más golpes para envolverme en ese infinito goce que experimentaba cuando los latigazos alborotaban mi sangre.
Cuando los golpes pararon, sentí algo que se introducía en mi vagina, fue algo frío, muy frío, que adormeció toda la zona. Una lengua rozó mi clítoris y ese calor volvió a reanimarme. Ahora me quedaba sin aire, percibía imágenes saturadas, multicolores. Tenía miedo.
Alguien soltó la camiseta de mis ojos y después de la boca. La primera bocanada de aire fresco me alivió y me compuso. Vino un pisotón sobre mi cara y quedé inmóvil. No podía contener mis gritos, cosa que ofuscó a mis verdugos. Luis y Daniel estaban enmascarados y con los pies desnudos y embarrados pisaban mi rostro. Estaba perturbada, estaba siendo acechada y no sé si quería seguir con eso...
Al detenerse por un momento, les pedí que pararan, que ya estaba de juegos. A Daniel no le cayó bien mi súplica y me abofeteó. Las lágrimas sacudieron mis ojos y entre los dos lamieron mi cara. Se apoderaron de la parrilla conmigo encima y la dieron vuelta. Quedé boca abajo sobre el pasto húmedo y con la parrilla sobre mi espalda. Los dos a la vez, con sus manos abrieron mis muslos hasta llegar a mi culo y hacer lo mismo. Escupieron abundante saliva e introdujeron un par de dedos. Sentí un líquido caliente y sedoso chorreándose por mi ano. Había sido el esperma de Luis, que después de masturbarse lo desparramó en mí, para que funcionara como lubricante. Sus dedos insistieron nuevamente, me fueron penetrando de apoco. Mi propia excitación, comenzaba a persuadirme. Sentía mi culo abriéndose y mi clítoris hinchándose.
Ahora me inundaba de delicia tras la repentina desaparición del dolor. Sus dedos buscan entrar cada vez más en mí, a tal punto que la dilatación permitió la penetración completa de cinco dedos. Me sentía tan llena que dejé entrar el puño entero. Saciaba mi apetito con esa cosa metida en mí, partiéndome en dos.
Cuando por fin me soltaron, de rodillas, a cuatro patas camine hacia ellos. Tomé sus miembros y los chupé alternándome, hasta dar de mí e introducirme las dos vergas al mismo tiempo en mi boca. Abrí mis piernas y me ofrecía a Luis, él me montó, fue de apoco hasta dar en mi orgasmo. No saciada le permití a Daniel que también lo hiciera. Ahora estaba entre medio de los dos, ellos me cogían, por atrás, por adelante, de arriba a bajo. Tenía incrustado sus dos miembros en mí. Mis orgasmos se producían continuamente, al borde del desmayo sentí por ambos lados, como el semen de mis compañeros me inundaba. Y los movimientos fueron censando fuimos acabando, fuimos tres gozando.

6.9.18

El tiempo es una suma o un campeonato imaginario

Wallpaper -Crónica de lo fantástico-” fue lo primero que leí de Marcelo Vertua y fue por 2007, es que en ese año María García realizaba la primera versión del concurso de prosa y poesía TODO POETICO, invitado como jurado para este concurso leí los textos que fueron llegando. La cosa es que uno de los textos que hicieron crack en mí fue lo de este escritor que envió al TODO POETICO y fue mención especial. A través de ZEDICIONES y en lo que es la colección SERIE DEMO edité la primer versión del libro “Wallpaper”, luego este libro tendría una segunda edición con la versión integra a cargo del mismo autor a través de su propio sello. “El tiempo es una suma o un campeonato imaginario” fue uno de los primero textos que me animé a grabar con mi voz y acompañarlo con un loop y algunas melodías. Este audio-texto, entonces, forma parte de lo que luego Marcelo Vertua registraría con imágenes. Comparto, entonces, lo que quedó de eso con imágenes y audio.



Texto y dirección: Marcelo Vertua
Voz y Música: Marcelo Neyra




El tiempo es una suma o un campeonato imaginario

Por Marcelo Vertua

Del Libro (Wallpaper -Crónica del lo Fantástico-)



El tiempo es una suma en una Cifra desenchufada.

El tiempo es un calendario del año pasado

que amenaza con despegarse.

El tiempo es un post it rojo pegado en mi frente.

El tiempo es una Morgan a medio arrancar.

El tiempo es un bloque dividido en viajes al baño y almuerzos.

El tiempo es un top ten de vencimientos jugados al número de cuit.

El tiempo es un ícono rebelde que se amotina en un rincón de la pantalla.

El tiempo es una rueda que se acelera los fines de semana.

El tiempo es reunirse a escondidas y hablar mal de El Nuevo o de El Jefe.

El tiempo es un virus incurable que se contagia por mail.

El tiempo es una moto que pierde sobres, es un juego de fotocopias sacado de urgencia,

es un fax que nunca llega.

El tiempo es un Tetris de papeles en llamas que van de un escritorio a otro.

El tiempo es una recepcionista mal atendida y estresada

que cronometra y lava a fuerza de golosinas los horarios de llegada.
El tiempo es un rollo de papel de calculadora abollado y arrojado al tacho de basura

durante un campeonato imaginario de la NBA.